¿Qué representa y cómo se celebra el Año Nuevo Aymara en Bolivia?

El Año Nuevo Aymara se celebra cada 21 de junio coincidiendo con el solsticio de invierno en el hemisferio sur. Es el momento en que el sol está en el punto más alejado de la tierra y, por tanto, sucede el día más corto y la noche más larga del año.

Este antiquísimo ritual es largamente esperado y celebrado por la población aymara, una de las treinta y seis etnias que constituyen el Estado Plurinacional de Bolivia.

Aproximadamente, el 62% de la población de Bolivia es de origen indígena, sobre todo de las etnias quechua y aymara, posicionándose como el segundo país con mayor porcentaje de población indígena, únicamente por detrás de Guatemala.

En este artículo queremos dar a conocer a grandes rasgos cómo es la sociedad aymara y la importancia de esta fecha a lo largo de su historia, así cómo el significado que adquiere actualmente el reconocimiento y la celebración de esta ceremonia.

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Equipo Editorial de WorldRemit

Tiempo de lectura: 6 minutosAl día

¿Cómo es la sociedad Aymara?

La sociedad Aymara es una de las más importantes etnias reconocidas en Bolivia. Los aymara representan el 25% del total de la población y habitan en diversas partes del país.

Son originarios del norte de los andes y, tras la desaparición de la cultura Tiwanaku, se expandieron por el altiplano boliviano, el Norte Grande chileno, el sur de Perú y el noroeste argentino.

Antiguamente, se organizaban en reinos o estados independientes, punto que fue aprovechado por los Incas, quienes les conquistaron en el siglo XV, momento en que los señoríos aymaras pasaron a formar parte de la amplia organización estatal incaica para, menos de un siglo después, ser conquistados todos ellos por los españoles. Los aymara, al igual que el resto de sociedades indígenas perdieron su cultura y forma de vida.

Pasaron varios siglos antes de volver a recuperar su influencia y fue ya en el siglo XX cuando se les reconoció como grupo étnico a proteger.

Los rasgos más distintivos de la cultura Aymara han perdurado a lo largo de más de 500 años tras ser conquistados y su lengua ha continuado viva y, a día de hoy, es hablada por más de dos millones de personas. Lógicamente, elementos provenientes de los colonizadores se incorporaron a sus costumbres, integrándose en los rituales precolombinos y dando lugar a una interesante y singular concepción religiosa, como la celebración de la Semana Santa o el Día de los Muertos donde a la celebración cristiana se incorporan conceptos y tradiciones aymaras.

La naturaleza es sagrada para los aymara y la Pachamama constituye una noción fundamental quien, junto a Inti, hace posible todo cuanto acontece. Su principal modo de vida ha sido la agricultura y la cría de camélidos como la alpaca y la llama.

Socialmente, el pueblo aymara se compone de diversas etnias organizadas en base al territorio en el que vive cada una de ellas y que no tiene por qué coincidir con las fronteras trazadas por la política. En base a este modelo organizativo realizan sus intercambios de trabajo, de productos e incluso de alianzas matrimoniales.

El mayor contingente de población aymara se encuentra en los departamentos bolivianos de La Paz y Oruro. También están presentes en el norte del departamento de Potosí, en Cochabamba y Chuquisaca. En Perú, viven en zonas próximas al lago Titicaca y en los departamentos de Moquegua y Tacna. En Argentina, en la provincia de Jujuy y Salta y en Chile, residen en zonas de Arica, Parinacota y Tarapacá. 

¿Cómo funciona el calendario Aymara?

El calendario Aymara o Andino, como también se denomina, está basado en los movimientos del sol y la luna:

  • Según el movimiento lunar, en el calendario Aymara la luna anual tiene trece períodos de veintiocho días

  • Según el movimiento solar, el sol anual tiene ocho meses de treinta días y cuatro meses de treinta y un días

En ambos casos, el resultado es de 364, al que se añade el jach’a uru, un día adicional que se refiere concretamente al 21 de junio, el día más corto y la noche más larga del año, en el que se celebran diferentes actos festivos y religiosos ligados a los ciclos agrícolas.

El calendario Aymara está vinculado a los ciclos de la naturaleza y se adapta de forma armónica a los cambios del tiempo y el entorno, es decir, está marcado por la actividad económica ligada a la agricultura y a las lluvias.

 Las estaciones se marcan de la siguiente manera:

  • Juyphi Pacha (estación fría). Corresponde a los meses entre marzo y septiembre, cuando la producción agrícola madura y se puede recolectar.

  • Awti Pacha (estación seca).  Los meses de septiembre a diciembre se dedican a la siembra. Es una temporada de hambre, pues la tierra está seca y falta la lluvia.

  • Jallu Pacha (estación lluviosa).  Entre los meses de diciembre y marzo aparecen las lluvias y es el periodo en el que crecen las plantaciones.

El solsticio de invierno, durante la madrugada del 21 de junio, marca el principio de un año nuevo aymara. 

La madrugada del 21 de junio de 2023 corresponde al Año Nuevo Aymara 2023 o Machaq Mara 5531. Esta cifra es el resultado de la suma de cinco eras, de 1000 años cada una, con los 531 años transcurridos desde 1492, año de la llegada de los españoles al continente.

La forma de establecer la fecha anual genera una cierta controversia entre los indigenistas, historiadores, antropólogos y arqueólogos. Si bien la fecha 5530 no es exactamente comprobable, sí se han encontrado pruebas de la existencia de sociedades preincaicas, nómadas y recolectoras hace más de 5000 años. 

¿Qué es el Año Nuevo Aymara y cuándo se celebra?

El Año Nuevo Aymara se conoce también como Año Nuevo Andino, Amazónico y del Chaco.

Recordemos que el Chaco es un gran territorio transfronterizo con un millón de  km² que se extienden en parte de Bolivia, Brasil, Paraguay y Argentina. Es una frontera agrícola, poco poblada y árida que contiene una gran diversidad medioambiental, cultural y religiosa, pues más de una veintena de poblaciones indígenas viven en el Chaco.

En lengua aymara, Machaq Mara significa Año Nuevo y Willka Kuti quiere decir retorno del sol. Como hemos explicado, el solsticio de invierno marca el año nuevo aymara.

Durante la madrugada del 21 de junio, los yatiris (sabios) y los aumautas (sacerdotes aymaras) convocan a la población para despedir el año que finaliza y saludar al nuevo año. Estas ceremonias se llevan a cabo en varios sitios de Bolivia y de Argentina, Chile y Perú, aunque el lugar más emblemático es la población de Tiwanaku, situada en el altiplano boliviano, a más de 4000 metros de altitud y a 72 kilómetros de La Paz, la capital del país. 

Tiwanaku fue un influyente imperio de la cuenca andina sudamericana, que existió entre los siglos III y XII d.C. y que se extendía entre el oeste de lo que hoy es Perú, el este de Bolivia y Chile. La civilización Tihuanacota desapareció hacia el año 1200 sin que se sepan las causas ciertas, aunque las que se dan por más probables son dos: una sequía pertinaz durante décadas que destruyó toda su organización agrícola o bien una revuelta social. A raíz de ello, el antiguo imperio se fragmentó en decenas de etnias independientes.

En las ruinas de la antigua capital del imperio, poco antes de la salida del sol, se lleva a cabo la ceremonia que consta de diversas fases. Se inicia en el templo de Kalasasaya, dedicado a Inti, el Dios Sol, donde los sacerdotes aymaras expresan las primeras palabras de agradecimiento. Tras ello, bailan en círculos sobre la plataforma de sacrificios, quemando de manera simbólica todo lo negativo del año que finaliza, y entonan plegarias de esperanza por el año que está a punto de comenzar.

Los sacerdotes también preparan las ofrendas para la Madre Tierra realizando una hoguera y colocando incienso, figuras multicolores y un sullu (feto de llama disecado) como donación de vida.

Al amanecer, los primeros rayos del sol traspasan el arco de la “Puerta del Sol”, la ruina más célebre, y se reflejan en lugares específicos según se diseñó hace más de un milenio.

En ese instante, los miles de personas que se han concentrado alrededor de la zona sagrada colocan las palmas de las manos frente al sol. Entonces, da comienzo la fase más festiva, en la que las personas pueden acercarse a las ruinas y aparecen la música y los bailes tradicionales. Todo el lugar se llena de alegría y mucho color, gracias a los vistosos atuendos tradicionales.

¿Por qué se celebra el Año Nuevo Aymara?

El Año Nuevo Aymara celebra el retorno del sol y la llegada de nuevas energías cósmicas. En la antigüedad, creían que el día del solsticio era el día en que el sol marchaba y había que otorgarle ofrendas, celebraciones y danzas rituales para que se quedase.

Como hemos comentado, en la cultura aymara el paso del tiempo se adapta a la agricultura. El retorno del sol o Willkakuti, en el idioma aymara, significa el inicio de un nuevo ciclo agrícola y se solicita a la Pachamama o Madre Tierra permiso para ello, a la vez que se le agradecen los beneficios recibidos mediante las ofrendas sacerdotales.

El Año Nuevo Aymara es uno de los rituales más importantes de la sociedad aymara y se festeja en toda la región andina de Bolivia, unida bajo el amparo del Inti y la Pachamama.

¿Qué significa el Año Aymara en Bolivia?

Explicado su significado ancestral, en la actualidad la celebración del Año Nuevo Aymara adquiere un carácter reivindicativo, de recuperación de una cultura atávica como forma de reencuentro con la identidad propia. 

Por esta razón, desde el 12 de abril de 2005, mediante la  Ley N° 3018, el Willka Kuti está declarado como patrimonio intangible, histórico y cultural del Estado Plurinacional de Bolivia y, desde el 17 de junio de 2009, como día feriado nacional.

El origen de la reivindicación identitaria comenzó en la década de los años sesenta del pasado siglo como respuesta a la discriminación y exclusión de las poblaciones indígenas agrícolas, a las que se intentaba asimilar e integrar desvirtuando su singularidad . Diversas organizaciones culturales y políticas formadas por estudiantes aymaras contribuyeron a la recuperación de antiguos símbolos y ritos tradicionales como parte de una estrategia de restauración territorial e identitaria.

El siguiente paso lógico, según algunos estudiosos, es analizar el impacto que genera el reconocimiento del Año Nuevo Aymara, junto a otras ceremonias de origen indígena, en los necesarios cambios a mejor para los herederos de los pueblos originarios y en el avance de la interculturalidad.

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El Año Nuevo Aymara es un rito religioso y festivo que marca un momento de cambio y esperanza en el porvenir. Así ha sido durante siglos y continúa siéndolo para la sociedad aymara.

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El Año Nuevo Aymara 2023 se celebra el próximo 21 de junio. Cuenta con nosotros para celebrar el Willka Kuti junto a tus compatriotas.

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